EL LIBRO PERDIDO (No, no me perdí, aquella noche me abandonaron)
Efectivamente, aquella noche me abandonaron en un banco. Mi dueño, ocultándose con una capa con capucha, atravesó el parque y me dejó en un banco como un perro sin dueño. Realmente no lo entendí… Vale que tengo aspecto viejo, pero todavía soy útil y no merezco que me desprecien. Para más inri, me borró, mediante un embrujo, todo mi contenido, menos mal que me di cuenta a tiempo e impedí que me borrara las palabras claves para deshacerlo y además, gracias al viento que hacía esa noche, pude hacer que se me doblara justo esa página.
A la mañana siguiente, una chica me recogió, me metió en su mochila y me llevó al colegio. Era mi oportunidad de llamar la atención de alguien, lo suficientemente listo, como para ayudarme a recuperar mi poder.
En una de las clases, el profesor dio una patada a la mochila y me caí al suelo. Me abrió y se quedó sorprendido al ver que mis páginas estaban en blanco, pero mucho más al ver esas palabras sin sentido para él en mi última página. Yo, esperanzado ante la expectación y el interés del profesor, creí que sería él el que me ayudaría con mi problema, pero no, a la chica se le ocurrió la "fantástica" idea de que todos escribieran en mis páginas blancas. Empezaron a escribir en mis centenarias páginas historietas de niños de colegio y cuando las clases se acabaron, la chica me dejó al lado de un árbol. ¡Me volvieron a abandonar! ¿Por qué?
Ahora estoy al lado de este viejo árbol, vuelve a ser de noche y mi única compañía sois este gélido frío y tú, amigo al que te estoy contando esta historia… seas quien seas.
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