9 de diciembre de 2010

¡Viajeros al tren!

¡Viajeros al tren! ¡Viajeros al tren!

Con estas palabras amanecieron (unos más que otros) los pasajeros de Renfe este viernes 19 de noviembre. La mayoría de ellos miraban extrañados, curiosos y divertidos al mismo tiempo la imagen de unas 25 personas ataviadas con unos escapularios con fotografías colgados del cuerpo y una maleta donde ponían frases sin sentido para ellos (sobre todo a esas tempranas horas de la mañana) y con unos altavoces con sonidos de viaje. Esas personas tan peculiares eramos nosotros y las frases el poema El tren de Antonio Machado.

Se trataba de una performance dentro del Proyecto Muse del Museo Reina Sofía de Madrid para relacionar arte, publicidad y viajes. Y vestidos tan llamativamente fuimos en tren desde Sol hasta Atocha preguntando a los viajeros qué palabra les inspiraba viajar y que escribieran algo relacionado con viajar.


La verdad es que no sé si era porque iban dormidos, pero las frases que recogí no fueron demasiado creativas, además no me fue posible copiarlas. Sin embargo algunas palabras sí que me parecen más interesantes y sí que las tengo todas: libertad, dinero, descanso, prisa, maleta, pensar en paisajes imposibles, vinilos futuros, oscuridad, relax, música y descubrir la vida.



También, entre nosotros, hicimos varias actividades como componer frases con 10 palabras aquí están las mías:
1. Renfe ofrece una tecnología y un diseño diferente, completo, excelente, rápido y fácil.
2. El secreto de la tecnología ofrece una estrella increíble y diferente.
Nos cambiamos de sitio, revolviendo el poema, y las personas que llevabamos palabras en vez de frases nos mezclamos entre ellas e hicimos un juego de perseguir a los viajeros anónimos sin que se dieran cuenta por el vestíbulo de la estación de Sol.
Fue una mañana diferente y una forma divertida e inusual de dar una clase, aprendiendo a perder la vergüenza y a saberte mover en el tren con un montón de aparatos colgados de tu cuerpo (jaja), pero hubiera previsto un tiempo para ir al servicio y comer algo, ya que terminamos agotados porque no paramos ni 10 minutos. Por lo demás, pienso que alegramos la mañana a muchos pasajeros, que les sacamos de su rutina, que me divertí mucho y que no me importaría repetir.
No hay que olvidar que salimos en Madrid Directo en el minuto 31.

Y el maquinista gritó:
¡Última parada! ¡Fin de trayecto!



EL TREN (ANTONIO MACHADO)
Yo, para todo viaje
-siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera-,
voy ligero de equipaje.
Si es de noche, porque no
acostumbro a dormir yo,
y de día, por mirar
los arbolitos pasar,
yo nunca duermo en el tren,
y, sin embargo, voy bien.
¡Este placer de alejarse!
Londres, Madrid, Ponferrada,
tan lindos… para marcharse.
Lo molesto es la llegada.
Luego, el tren, al caminar,
siempre nos hace soñar;
y casi, casi olvidamos
el jamelgo que montamos.
¡Oh, el pollino
que sabe bien el camino!
¿Dónde estamos?
¿Dónde todos nos bajamos?
[...] El tren camina y camina,
y la máquina resuella,
y tose con tos ferina.
¡Vamos en una centella!

(Entrada publicada en el blog antiguo el 24 de noviembre)

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